Respuesta :

La escritura poética ha sido vista casi siempre como un doloroso acto donde la angustia, los fantasmas y hasta los demonios suelen salir en un intento por conciliar, hacer exorcismo o aplacar las iras de aquellas emociones y reflexiones que pesan en la conciencia del autor. Si bien esta idea está asociada al romanticismo, por lo tanto pertenece al siglo XIX más que al XX, su proyección  alcanza a buena parte de los poetas de la actualidad. Pareciera que, en ese sentido, y aunque hayan mediado las vanguardias, la neovanguardia, la postvanguardia y hasta el postmodernismo,las cosas no han cambiado ni avanzado prácticamente nada. Pocos son los autores que manifiestan su alegría, su goce o su complacencia a la hora de expresarse literariamente. Sin desmerecer los “dolores del parto”, las inquietudes, inseguridades o simplemente, la angustia provocada por la transmisión de algo que proviene del interior y que se explicita hacia el exterior en forma de palabras, me parece que ha llegado el momento de plantear un nuevo enfoque y desdramatizar el proceso de la escritura poética.


ojala te sirva